24/4/09

Quiero que grite

“Quiero que grite hijo de mil putas!”, me dijo. Creo que no dijo “hijo de mil putas”, pero sonó como si. Yo no dije nada. Lo dejé gritar. Porque si grito tengo que gritar para que el grito sea más fuerte que su grito. Porque el que grita no escucha a no ser que deje de gritar.

Y quien sabe si un día cuando no quiera gritar más, venga acá, a la terapia de grupo dónde aprendemos que gritar no es tan malo a fin de cuentas y que tenemos que gritar más.